viernes, 6 de febrero de 2015

La palabra no se la lleva el viento

Vivimos en un una época donde las palabras han perdido valor, donde se tiene que demostrar todo con hechos, notarios, convenios, testigos, etc. ¿Porqué no creemos en la palabra?

Las palabras lastiman, dignifican, dejan huellas permanentes, crean lazos o los destruyen, pesan y aunque a últimas fechas le hemos restado importancia, los hombres y mujeres de palabra son los que hacen la diferencia.

Cuantas veces nos comprometemos con nuestros hijos, parejas, amigos, jefes, empleados y no cumplimos, y tampoco le damos importancia, por que lo minimizamos, justificándonos con que sólo en los compromisos grandes, aquellos que consideramos trascendentales son en los que no podemos fallar.

Si das tu palabra cúmplela.

Por más pequeño que sea el compromiso, si lo hicimos, hay que darnos a la tarea cumplirlo. También se vale decir "no", tenemos que aprender a decir que no y es respetable. Es mejor una negativa realista que crear falsas expectativas, poniendo nuestra palabra de por medio.

Cualquier cosa, a pesar de ser insignificante, al dar tu palabra, la conviertes en importante.

Al cumplir con nuestra palabra, tanto en los compromisos grandes como en los pequeños nos beneficiamos te voy a platicar porque:


- Creamos una imagen de integridad: Porque nos convertimos en personas congruentes, entre lo que decimos, hacemos y pensamos.

- Generamos confianza en los demás: La personas integras generan confianza y si los demás empiezan a notar que cumplimos con nuestros compromisos, no sólo aquellos grandes que tienen serias consecuencias, sino también los pequeños, comienzan a confiar también en otros aspectos en nosotros.

- Empezamos a influir: Las personas no solo eligen a quien seguir, también por quien se dejan influir y eso solo sucede cuando tenemos confianza absoluta en alguien.

- La confianza es clave para el desarrollo de los demás: Aunque tengas un gran equipo y las mejores intenciones, sino tienes influencia. En ellos, no podrás dirigirlos de manera óptima ni ayudarlos a desarrollar sus capacidades al máximo.


Los beneficios de ser hombres y mujeres de palabra son muchísimos, no terminaría de nombrarlos, lo cierto, es que la palabra es un tesoro, hónrala, respétala, cúmplela.


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