Vivimos en un una época donde las
palabras han perdido valor, donde se tiene que demostrar todo con hechos,
notarios, convenios, testigos, etc. ¿Porqué no creemos en la palabra?
Las palabras lastiman,
dignifican, dejan huellas permanentes, crean lazos o los destruyen, pesan y
aunque a últimas fechas le hemos restado importancia, los hombres y
mujeres de palabra son los que hacen la diferencia.
Cuantas veces nos comprometemos
con nuestros hijos, parejas, amigos, jefes, empleados y no cumplimos, y tampoco
le damos importancia, por que lo minimizamos, justificándonos con que sólo
en los compromisos grandes, aquellos que consideramos trascendentales son en
los que no podemos fallar.
Si das tu palabra cúmplela.
Por más pequeño que sea el
compromiso, si lo hicimos, hay que darnos a la tarea cumplirlo. También se vale
decir "no", tenemos que aprender a decir que no y es respetable.
Es mejor una negativa realista que crear falsas expectativas, poniendo nuestra
palabra de por medio.
Cualquier cosa, a pesar de ser
insignificante, al dar tu palabra, la conviertes en importante.
Al cumplir con nuestra palabra,
tanto en los compromisos grandes como en los pequeños nos beneficiamos te voy a
platicar porque:
- Creamos una imagen de
integridad: Porque nos convertimos en personas congruentes, entre lo que
decimos, hacemos y pensamos.
- Generamos confianza en los
demás: La personas integras generan confianza y si los demás empiezan a notar
que cumplimos con nuestros compromisos, no sólo aquellos grandes que tienen
serias consecuencias, sino también los pequeños, comienzan a confiar también en
otros aspectos en nosotros.
- Empezamos a influir: Las
personas no solo eligen a quien seguir, también por quien se dejan influir y
eso solo sucede cuando tenemos confianza absoluta en alguien.
- La confianza es clave para el
desarrollo de los demás: Aunque tengas un gran equipo y las mejores
intenciones, sino tienes influencia. En ellos, no podrás dirigirlos de manera óptima
ni ayudarlos a desarrollar sus capacidades al máximo.
Los
beneficios de ser hombres y mujeres de palabra son muchísimos, no terminaría de
nombrarlos, lo cierto, es que la palabra es un tesoro, hónrala, respétala, cúmplela.
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